Pura Vida !!!
Costa Rica es un auténtico paraíso para los amantes de la Naturaleza. Disfrutamos como unos críos con cada planta que veíamos, cada animal que se nos cruzaba, cada playa de arena cristalina que íbamos encontrando y cada maravilla natural que disfrutábamos.
En Costa Rica se pueden contemplar cosas tan asombrosas como un volcán en erupción o una avispa sin alas y, además, su política de protección del medio ambiente la hace un lugar único para conservar muchas especies que se encuentran en el borde de la extinción.Costa Rica es un auténtico paraíso para los amantes de la Naturaleza. Disfrutamos como unos críos con cada planta que veíamos, cada animal que se nos cruzaba, cada playa de arena cristalina que íbamos encontrando y cada maravilla natural que disfrutábamos.
Si no eres un gran admirador de la Naturaleza o te da terror los insectos o los reptiles, no es el mejor sitio para pasar unas vacaciones. Hay que tener cuidado con qué se toca, por si nos topamos con algún insecto venenoso o por si pisamos alguna despistada serpiente. Por el contrario, si eres un amante de la Naturaleza, como yo, te sentirás en la gloria y aprenderás muchísimo de todas las explicaciones que los guías naturalistas ofrecen, verdaderas lecciones de biología. Una de las mejores experiencias que recuerdo fue contemplar bajo la luz de la luna llena el desove de unas tortugas gigantes en la playa de Tortuguero.
Lo mejor de Costa Rica es que se puede disfrutar de todo su esplendor faunístico y floral con mucha facilidad. Desde el mismo hotel se puede contemplar aves paradisíacas e incluso monos saltando por las ramas.
Éste ha sido, sin duda, nuestro viaje preferido a la hora de observar la Naturaleza en su estado más auténtico y el viaje más tranquilo que hemos realizado. Y es que, como dicen los ticos, Costa Rica es ¡¡¡PURA VIDA!!!
El recorrido que realizamos a bordo de un 4 x 4 alquilado, todo contratado con la agencia A tu Aire, fue el siguiente:
Panamá

Sí Panamá, debido a las malas condiciones climáticas de San José no pudimos aterrizar en la capital de Costa Rica y el avión se desvió hasta Panamá y allí pasamos la noche cómo ilegales, no nos revisaron ni el pasaporte ni nada. Pero las sensaciones fuertes la tuvieron nuestra familia al recibir una llamada desde el país del canal, ellos decían a la operadora no, nuestro hijos están en Costa Rica no en Panamá. Vaya experiencia.
San José
La capital sirve como puerta de entrada al país. No tiene nada especial para ver.
Parque Nacional de Tortuguero

Es el lugar en el que mayor fauna pudimos contemplar. Los hoteles están diseminados entre los canales que dan al Mar Caribe. El nuestro, Pachira Hotel, resultó un lugar limpio, moderno y cómodo. Por la noche nos fuimos a contemplar la emocionante arribada de las tortugas gigantes y su desove, durante el cual entran en un estado de trance. Cuando acaban, entierran en la arena sus huevos y vuelven silenciosas arrastrándose al mar.
Al amanecer fuimos en barca a contemplar el despertar de las aves. Es sobrecogedor poder ver volar en completa libertad a loros, tucanes, águilas, halcones, oropéndulas, pájaros carpinteros, garzas y martines pescadores sin miedo a ser cazados o apresados. Pronto, pudimos observar cómo los monos araña, los carablanca y los aulladores saltaban de rama en rama descaradamente. En los canales, se deslizaban silenciosos pequeños caimanes y tortuguitas. Algunas garzas posaban elegantemente con sus alas abiertas a los primeros rayos del sol para calentarse. Un basilisco saltó de una hoja y salió corriendo por encima del agua despatarrado. Todas las escenas nos parecían sacadas de un documental de National Geographic, sólo que estábamos viviéndolas en primera persona.

Como cosa curiosa, en el embarcadero del hotel, llega cada día a las 7 de la mañana un enorme cocodrilo, de dos metros de largo, para tomar su desayuno. Empezó a hacerlo cuando aún era un bebé y como en el hotel le echaban las sobras de la comida, su cita se hizo fija y no falla ni un día. Resulta estremecedor descubrir que el tronco que se acerca como arrastrado por la corriente, de pronto toma forma de un enorme reptil, que espera paciente a que el personal del hotel le eche los despojos. Se pone las botas y luego se aleja silencioso, otra vez en forma de tronco hacia su escondite. El cocodrilo ha sido bautizado como Gary.
Cahuita
La habitan negros traídos de Jamaica para construir el ferrocarril (que nunca se acabó), ataviados al mejor estilo reagee, desaliñados, con rastas y porrillo en la boca incluido. Muchos de ellos son gigolós para jovencitas americanas.
El pueblo parece sacado del anuncio de “me estás estressando”. La gente vive feliz y despreocupada, a pesar de ser una zona deprimida. Desde allí, realizamos una excursión en una barca rudimentaria para hacer snorkel en las aguas turquesas del Caribe. La visión de peces de colores, estrellas y corales resulta magnífica. Atracamos después en una playita, dónde nos esperaban unos avispados monos capuchino (o cara blanca), que robaron algún que otro bocadillo de unos turistas avispados. Después realizamos una caminata por un sendero de la selva, y el guía nos fue explicando cuanto veíamos. Nos topamos con una pequeña boa constrictor, que no dudé en colocármela en el cuello (no puedo resistirme ante la oportunidad de toquetear todo bicho viviente que me encuentro). Más adelante el guía nos enseñó una pequeña serpiente amarilla que dormía enroscada en una rama. Se trataba de una de las diez más venenosas de Costa Rica, probablemente de picadura mortal (a ésta prefería contemplarla desde lejos).
Arenal

Se trata de un pequeño pueblo situado cerca del imponente Volcán Arenal, todavía en activo. Por las noches, desde nuestro hotel (Volcano Lodge) podíamos contemplar la masa incandescente descendiendo por las laderas. Sin duda, es una de las maravillas naturales más impresionantes que hemos contemplado. El clima es muy húmedo y por las tardes llovía de forma torrencial. La selva en este lugar es un bosque lluvioso, salpicado por el mar de lava seca de las últimas erupciones.
Una mañana de 1968 la población descubrió que el inofensivo monte Arenal era, en realidad, un peligroso volcán, que escupió lava y arrasó cuanto encontró a su paso. Debido a las emanaciones tóxicas de los ácidos sulfhídrico, sulfúrico y clorhídrico y a las temperaturas de cuatrocientos grados, murieron unas ochenta personas y gran parte del bosque lluvioso quedó abrasado y cubierto de lava.
Hoy puede contemplarse cómo el bosque se regenera año tras año, apareciendo primero el liquen (simbiosis de alga y hongo), el musgo después, los matorrales y, finalmente, las especies arbóreas.
Cada tres o cuatro años, el volcán se enfurece más de la cuenta y hay que desalojar los hoteles cercanos por precaución.
Es un gustazo poder disfrutar de las aguas termales, calentadas por el volcán, del río Tabacón, para contemplar sumergidos en ellas y a la luz de las estrellas, la lava cayendo suavemente por las laderas del Arenal.
Monte Verde

Tras un periplo por las terribles carreteras costarricenses, a bordo de nuestro aventurero 4x4, llegamos a Monte Verde. El paisaje parece alpino. El calor y la humedad se convierten en frescor, casi frío.
En el Hotel El Sapo Dorado, nos dio la sensación de estar en Suiza, pues las habitaciones son cabañitas de madera con hogar de fuego y todo.
Por la noche, pudimos hacer una excursión al bosque de lo más interesante. Nos topamos con murciélagos, luciérnagas, mapaches, un armadillo, una martilla, algún perezoso y una enorme tarántula amarilla y negra que dormía pacífica en su nido en un tronco. Ésta última está en peligro de extinción, por la estúpida manía de capturarlas para tenerlas como mascota, ya que no son venenosas.
Lo más bonito de esta zona es hacer un Sky Walk, un paseo a través de los puentes colgantes para observar desde encima de las copas de los árboles la selva en todo su esplendor. Desde allí pudimos admirar algunas hermosas especies epífitas (plantas que viven sobre los árboles para captar más luz), como las orquídeas (algunas son casi microscópicas) y las bromelias (que constituyen un hábitat para ranitas e insectos).
El guía nos explica los mecanismos de defensa y adaptación de algunas plantas que vamos observando: la palmera “andante”, que se desplaza por la selva en busca de más luminosidad ayudada por sus raíces; el ficus estrangulador, que crece encima de un árbol y acaba asfixiándolo hasta matarlo para, así, ocupar su lugar; las plantas que simulan tener huevos de insectos o las hojas mordidas, para que así los insectos escojan otras especies que les parezca más suculentas y desocupadas; otras tienen un curioso sistema de simbiosis con un tipo de hormiga tóxica: la hormiga vive y se alimenta de este árbol a cambio de protegerlo de los monos y otros animales a golpe de bocado...
Se calcula que en cada árbol puede haber un ecosistemas dónde pueden vivir ¡más de 600 insectos!
Manuel Antonio

Esta Parque Natural tiene unas playas preciosas mirando al Océano Pacífico. Pasear por sus arenas blancas, procurando no pisar a las adormiladas iguanas, se asemeja a caminar por el Edén. Otra maravilla de la naturaleza de un país como Costa Rica, sin ingredientes artificiales.
Sobre las iguanas adormiladas un consejo, hay que ir con cuidado de tan dormidas que van una estuvo a punto de caerse en la cabeza de Juan mientras intentaba moverse por las ramas de los árboles, se asustó más ella que nosotros.
Pura Vida !!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario