3/6/06

Salva al Mundo: ¡Sálvate Tú!

Éste es el título de la conferencia a la que el pasado 1 de Junio asistimos. La impartió Luis Miguel Domínguez, un Naturalista y director de documentales. Hace unos años disfrutamos de su maravilloso trabajo documental sobre la Amazonía brasileña “Amazonia, última llamada”, que pudimos ver en la 2. Nos conquistó desde el primer capítulo y fuimos fieles seguidores cada domingo, en los que pudimos observar las costumbres de las tribus indígenas, los misterios de la Naturaleza más profunda y la denuncia de la agresión que se está llevando a cabo en la maravilla natural que son las selvas lluviosas.

Al igual que sus documentales, su conferencia nos sedujo desde el principio, tanto por su contenido como por su forma. Sus reflexiones nos hicieron corroborar lo que ya pensábamos: el Medio Ambiente está verdaderamente enfermo debido a la actitud egoísta y ególatra del Ser Humano. Gran culpa de ello lo tienen los políticos, con sus decisiones capitalistas agresivas, en las que prima el dinero ante todo. Pero, ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros para tratar de remediar esta hecatombe? Todos podemos poner nuestro granito de arena: desde el voto para eliminar a aquellos políticos que no respeten los recursos, mantenernos verdaderamente informados sobre lo que se está verdaderamente ocurriendo o educar a nuestros hijos para fomentarles el respeto por nuestro entorno.
Si el Medio Ambiente se destruye, nos estamos destruyendo a nosotros mismos. Acabar con los recursos supone dejar de disfrutar de los bienes necesarios para la vida. Contaminar supone enfermar, cada vez a edades más tempranas, de las miles de enfermedades que ahora nos acechan. La contaminación pasa factura, no es un hecho gratuito, y todos, tarde o temprano, notaremos sus terribles efectos.
El progreso ha hecho que el Hombre haya perdido el respeto y la veneración que sus antepasados tenían por la Madre Tierra, la Pachamama para los indígenas peruanos. Deberíamos aprender más de aquellas culturas ancestrales que basan su existencia en la gratitud hacia la Naturaleza, nuestro verdadero sustento y Fuente de Vida.

1 comentario:

Antoni Nomdedeu dijo...

Queridos Juan y Sonia:
Comparto con vosotros la admiración por Luis Miguel Domínguez. Este indefectible camino que nos conduce hacia la autodestrucción sólo lo podemos remediar de dos maneras. La primera sería llevar a cabo una revolución cultural que echara literalmente a toda esa gente que se apodera de nuestras vidas, de nuestras libertades, de nuestro yo. Esa gente que se enriquece a nuestra costa y que, por si esto fuera poco, nos suprime calidad de vida. Una revolución cultural en el sentido marxista de la expresión, es decir: vamos a luchar contra los poderosos, vamos a ocupar sus puestos y, al final, vamos a devolver al pueblo aquello que le es propio, la vida en colectividad. Aunque llevarlo a cabo no es fácil ni mucho menos, por la diversidad y complejidad de variables que intervienen en el proceso. La segunda manera sería reformulando el sistema educativo de base (como recuerdo que proponéis en este comentario), pero para ello hay dos grandes inconvenientes: primero, quién lo lleva a cabo?; segundo, nos queda tiempo suficiente como para que la generación ahora educada tenga tiempo de implantar su visión del mundo?
Por otra parte, lo que decís sobre las culturas basadas en el amor por la naturaleza, eso más o menos existía antes del advenimiento de la religión católica. Existían las llamadas "religiones paganas", aquellas que basaban sus creencias en el amor por la madre naturaleza. Recordáis la película de Kubric "Eyes wide shut" (Cruise, Kidman...) en la que aparecía una escena semidiabólica en la que unos enmascarados llevaban a cabo una especie de orgía? Pues no se trataba ni más ni menos que de un rito relacionado con la naturaleza. Este tipo de actos, muy prolíficos durante las sociedades primitivas, fueron demonizados por la Iglesia Católica. Las religiones paganas fueron convertidas al cristianismo y punto final. Por eso, entre otras cosas, hoy se cree que el número 666 es el del diablo o que la cabeza del carnero lo representa. Mentira. Todo era simbología pagana, nada más. La religión católica y todo su consecuente poder no ha hecho más que contribuir a la autodestrucción del proceso todavía inicial de humanización. El poder en general, como el de la Iglesia, tiene miedo de que ese proceso grogrese, obviamente. El día en que la gente piense y deje de creer, será cuando comenzará a aparecer una de las bases para construir la sociedad del ser humano racional.
Os mando un abrazo desde Napoliaventura!

Antoni Nomdedeu