
Volamos durante unas tres horas desde Delhi a Cochin con AirSahara. Sólo aterrizar en el aeropuerto se aprecian las diferencias, un aire de tranquilidad inunda el ambiente, nada que ver con los atiborrados aeropuertos que habíamos visitado hasta entonces.

La mayoría de alojamientos en esta parte de la ciudad son casas familiares. Nosotros escogimos el Kapithan Inn (500 rupias la habitación doble); la familia Kapithan nos trató como a un miembro más de su familia, el intercambio de cocina keralesa por cocina mediterránea fue una experiencia inolvidable.


En Kerala visitamos los Backwaters, un paseo de siete horas de lo más relajante. El paseo por los canales nos recordó a la experiencia que vivimos en Tortuguero, la vegetación espesa, los sonidos de la naturaleza y el vaivén de la barca nos transportaron hasta ese rincón paradisicaco de la costa caribe de Costa Rica.

También, decidimos hacer un recorrido de tres días por Munnar y Periyar. El inicio de este recorrido no pudo ser mejor ya que paramos en un pueblo para lavar a elefantes, Sonia disfrutó como una niña pequeña.

El pueblo de Munnar no tiene mucha historia, una iglesia católica y un pasaje comercial, dentro de este pasaje se encuentra el restaurante Rapsy que ofrece entre sus platos tortilla española que cabe decir que estaba muy bien conseguida.
De Munnar otra vez por carretera durante cinco horas hasta Periyar para visitar el parque natural en busca del Tigre perdido, y nunca mejor lo de perdido porque divisar un tigre o cualquier animal salvaje con el ruido y el gentío que se concentra en las visitas es ciertamente difícil.


Y ahora unas recomendaciones para Fort Cochin. Para tomar un buen desayuno nada mejor que el Kashi Art Gallery en Burgher Street, y para tomar algo el Draavidia Art & Performance Gallery que se encuentra a escasos pasos del muelle Customs Boat.
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