Nos apeamos para estirar las piernas e intentar despejar la embotada cabeza. Caminamos torpemente junto al camino, respirando a bocanadas para intentar regularizar nuestro ritmo cardíaco.
Observo que hay un pequeño rebaño de corderos y alpaquitas pastando en un reducido retal de hierba, que crece corta y compacta. Me acerco atraída por los animales y, de pronto, descubro que una pequeña figura se acerca.
No mide más de un metro y camina con dificultad tropezando con las largas faldas de pastora que lleva. No debe de tener más de cinco años y ya sabe lo que es trabajar.
La miro conmovida y le sonrío, pero ella no me corresponde.
Su carita, quemada por el implacable sol de la altiplanicie, está tan triste...
Le tiendo unas mandarinas, que se guarda tímidamente. Me dirijo a ella, “¿Cómo te llamas, guapa?”, y ella contesta sin dejar de mirar al suelo: “Sonia”. Algo dentro de mí se rompe, algo cambia para siempre.
Dos Sonias, hechas de la misma madera, dos Sonias, tan alejadas la una de la otra por dos realidades tan diferentes...
Hay un lazo de unión misteriosa entre todos los Seres Humanos.
Vicente Ferrer
1 comentario:
hola pareja!!!
se nos ha puesto la piel de gallina ,pobre Sonia ,con 5 añitos y trabajando.Cuando su mayor preocupacion tendria que ser ,si ha hecho bien las coletitas a su muñeca,si se quema la comida en la cocinita de juguete,como se dibuja una flor,pasear a su perrito....Dios ,y haciendo trabajo de adultos.Que injusta es la vida.
Y que poco concienciados estamos todos.
Lo de la playa larga ...todo dicho.
Por cierto menuda cancion la de MANA,OS QUEDA QUE NI PINTADO...
Bueno hasta la proxima cena oriental...un abrazo muy fuerte
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