Nos encontramos en la estación de
Anantapur, estamos a la espera de coger el tren que nos llevará a Bangalore y de allí directos al aeropuerto para volar de vuelta a Barcelona. Subimos al tren y como estamos en lista de espera inquirimos al revisor para que nos busque un par de sitios. Después de consultar una larga lista en papel nos indica el número de vagón y los asientos asignados. Una vez ubicados en nuestros asientos, miro alrededor y veo a una familia que ocupaba todas las literas situadas justo en frente de nosotros, le pregunto a una señora mayor si me puedo acomodar justo a su lado, ya se sabe que cuando uno viaja con mochila ésta suele ocupar parte del asiento.

Nuestra tez pálida delataba nuestra procedencia no india y eso es todo un reclamo para los curiosos indios. La señora se interesó en conocer nuestra procedencia y el motivo de nuestro viaje al subcontinente. Después de platicar durante un par de horas y de compartir un delicioso arroz llegó el momento clave, nuestra simpática compañera de viaje nos hizo saber su profesión: "Soy monja", nos dijo. La sorpresa fue total, aquella señora menuda de inglés fluido y muy interesada en nuestras historias era hermana de la orden de Cluny y servía en un pueblo llamado Thurinjipoondy en Tamil Nadu. El tren seguía su curso y ya próximos a llegar a destino, nuestra nueva amiga se vistió con su hábito católico, nos dimos las direcciones y le comunicamos que en nuestro próximo viaje a India la iríamos a visitar.
Este encuentro sucedió en Octubre de 2006, el pasado mes de Noviembre de 2008 visitamos de nuevo
India y, como lo prometido es deuda, fuimos a visitar a Sister Mary Stella a su convento de Thurinjipoondy.

Nuestro destino no fue fácil de localizar, la única referencia que teníamos era Gingee y la dirección que aparece en las cartas que durante estos dos años hemos ido manteniendo con nuestra Sister. Gracias a la inestimable ayuda de Balaji, del hotel Greenwoods Beach Resort de Mahaballipuram, dimos con el teléfono del convento. Una llamada a primera hora de la mañana puso en contacto a Sonia con Sister Mary, ¡ya estaba todo arreglado! Unas indicaciones a Mutu, nuestro conductor desde Mahaballipuram, y emprendimos camino hacia el Tamil Nadu interior. Después de cuatro horas (sí, sí, cuatro horas para recorrer 150 kilómetros) llegamos al convento de Cluny, llamamos a la puerta y allí estaba ella, Sister Mary Stella, más bajita de cómo la recordábamos pero igual de energética y risueña.
Compartimos una espléndida comida a la que estuvo invitado Mutu, luego nos despedimos de él y nos instalamos en el convento para pasar la noche.
Una de las hermanas del convento nos enseñó el pueblo y los alrededores. El lugar se encuentra ubicado a una decena de kilómetros de Gingee en el interior de Tamil Nadu. Es una zona rural preciosa en esta época del año, los campos de arroz irradian un verde intenso, un verde que hace que la vista se pierda en el horizonte. Mujeres con sus coloridos saris trabajan infatigablemente los campos que tres veces al año proveen de sustento a las familias. Pocos hombres vimos en los campos, según nos comentaron, los hombres son los encargados de preparar las tierras de sembrado. Las labores agrícolas en esta parte del mundo se realizan de una manera casi artesanal, la tecnificación es casi inexistente, los bueyes y los brazos indios trabajan duramente los cultivos, principalmente arroz y algunos árboles frutales.
Los paisajes que se divisan en esta parte de India son preciosos, campos de arroz, tierras de cultivo, árboles frutales, se respira tranquilidad, algo ciertamente escaso en las ciudades indias. Nuestro periplo continuó, conocimos al catequista del pueblo, con él y con su familia pasamos la tarde y ya de vuelta al convento los niños del lugar, con su inocencia habitual, nos asaltaron, los "hello" "what's your name" y "photo" inundaban nuestros oídos.

Visitamos también la escuela, en la cual las hermanas imparten clase a los niños. Hace poco se acababa de inaugurar un nuevo edificio para las clases, que la orden ha financiado, después de pasar largo tiempo refugiados del calor bajo un árbol para poder enseñar las diferentes asignaturas a los niños. Con el donativo que el año pasado recaudamos de amigos y familiares, han podido comprar mobiliario, ventiladores y material escolar para los pequeños.
Otra gran labor que realizan estas mujeres en Thurinjipoondy es la sanidad. En un pequeño edificio, a modo de consultorio, tratan las dolencias de sus habitantes. No tienen muchos recursos (a penas contaban con unos frascos y algo de material de primeros auxilios) pero sí muchas ganas de auxiliar a sus vecinos.
La noche se echó sobre el pueblo, las luces se apagaron y con la única compañía de las estrellas y el "cric-cric" de los grillos nos dormimos satisfechos de haber llegado hasta esta parte remota de la India. Conocer los proyectos que nuestras Sisters desarrollan y el reencuentro con Sister Mary Stella ha sido uno de los mejores presentes que India nos podía regalar.

Gracias, Danyavad धन्यवाद, Nandri நன்றி
2 comentarios:
Fantáticas fotos pareja!!! La de los niños ahí con Sonia genial! Todavía seguis en Índia?? Que guaiii... yo estoy aquí meditando varias propuestas de cara al verano.... y todas son interesantísimas!!!! (Thailandia, Nicaragua, Grecia... )
Bexitussssss y seguimos en contactoo!!! jajajaja
Jolín, q envidia!! Seguid escribiendo please... estamos enganchados a vuestro viaje!!! Petonets!!
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