16/2/09

De "Om Shanti Om" a "Slumdog Millionaire"

En un breve espacio de tiempo hemos podido ver en el cine dos caras de India, dos realidades contrapuestas.

Por un lado, "Om Shanti Om", la mejor película de Bollywood del 2007. Espectáculo de luces, bailes bollywoodianos y cameos de estrellas del cine indio con Sharukh Khan a la cabeza. Buen producto de entretenimiento y de la vida en una India soñada.

Al otro lado del río "Slumdog Millionaire"; apasionante, cruda, emotiva, imprescindible, un canto a la vida.
Con este film se le ha puesto cara a esos miles de niños olvidados en las calles de las grandes urbes del Subcontinente. La primera parte de la película muestra la vida de tres niños, Jamal, Salim y Latika; seguro que la realidad supera a la ficción.
Tuvimos el estómago en un puño, veíamos reflejados en esos niños algunos de los miles de pequeños que nos encontramos en nuestro periplo por Bombay. Nos vino a la mente aquella niña risueña y de tez oscura que a las doce de la noche nos vendía flores en Marina Drive, un encuentro fortuito que ha marcado muchas de las decisiones que hemos tomado los últimos años.

Gracias a Slumdog la gente puede intuir algo de la vida de estos niños que sin futuro ni oportunidades se enfrentan a la vida, luchan para sobrevivir desde muy pequeños, con una infancia robada por la miseria.
Además, las imágenes de la película evocan en movimiento y en colores las palabras que narra Jaume Sanllorente o Martí Gironell en su libro "La ciutat dels somriures".

Hemos empezado con Bollywood y acabamos con los Slums, dos realidades que se cruzan en la India. Bollywood, la industria del cine más grande del mundo, tiene en los millones de desheredados a sus más fieles seguidores, la escena de Amitabh Bachan en Slumdog es un buen ejemplo. ¿y por qué está pasión por el celuloide indio? como nos comentó Imthi, la gente india vive Bollywood como un mundo fantástico, la pantalla les permite soñar, vivir la vida de otros, vidas que ellos jamás podrán tener.

Slumdog Millionaire es una película que no se puede dejar escapar, por su vitalidad, la esperanza que desprende y , porque no, para que conozcamos de cerca la vida de esos niños que se hacen invisibles ante nuestros ojos cuando visitamos la gran India.

Por cierto, la música de la película es sensacional, el ritmo trepidante y los momentos de sosiego se combinan magistralmente al son de la Banda Sonora compuesta por A.R.Rahman.



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