17/10/09

Cairns, Cape Tribulation y Port Douglas, la puerta a la Gran Barrera de Coral


Miramos por la ventana y vemos todo verde, ya estamos próximos a aterrizar en el norte de Queensland, Cairns es nuestro puerto de entrada a la Gran Barrera de Coral. Aterrizaje tranquilo, nuestro último aeropuerto en Australia, después de dos semanas danzando en las antípodas hemos llegado a nuestro destino final. Los viajes tienen esas cosas, todo tiene un final.
Después de reírnos por la tontería del cambio horario que casi nos hace perder el vuelo, preguntamos a un agente "¿qué hora es?". Resulta que el cambio de hora sólo se realizó en Melbourne y Sydney, tal vez como esta gente está al revés hacen cosas extrañas, ¿no créeis?

Llamamos al albergue "The Serpent" y en diez minutos nos pasa a recoger una irlandesa en una furgoneta blanca. Los albergues de Cairns ofrecen traslado gratuito al aeropuerto. Esta ciudad huele a fiesta y a tiendas de lujo, no es precisamente nuestro ambiente preferido. El albergue es un pelín ruidoso y está demasiado alejado del centro. Cairns para nosotros no tiene nada especial, territorio comanche para jóvenes en busca de juerga y turistas asiáticos ávidos de gastar sus yenes en Louis Vuitton o Channel. Nosotros sólo pasamos en la ciudad un par de noches. Pero no hay que olvidar que hemos venido hasta aquí a visitar la Gran Barrera de Coral. Una maravilla natural que se extiende más de 2000 kilómetros, los cuerpos naturales de sílice han creado el mayor banco de coral del mundo, patrimonio natural de la humanidad.


Cogemos una excursión con Silver Swift, preparad la cartera, nos costó 135AUD por persona. Salimos a eso de las nueve la mañana en un barco bastante lujosillo. Como recepción un buen desayuno, ahora entendemos porque hemos pagado tantos dólares australianos. Un tour muy profesional, primer breafing para conocer lo que haremos a lo largo de esta jornada tan especial, tres inmersiones, en nuestro caso tres inmersiones de snorkel. Shilo, nuestra guía, nos enseña algunos de los peces que veremos, si hay suerte veremos algún tiburón y hasta tortugas.
Nos dan una recomendación, "sería bueno que os pusierais un traje de neopreno", ¿por qué?, no pasa nada, sólo que es época de medusas y si os pican podría llegar a daros un ataque al corazón, pero no os preocupéis. Este país está lleno de "peligros", pero los aussies deben ser todos descendientes de Cocodrilo Dundee, ni se inmutan.
Las inmersiones fueron fantásticas, las mejores que hemos realizado en los mares del mundo. Sonia tuvo la suerte de ver una tortuga. Subió al barco emocionada, con la cara roja por la presión que produce la máscara y cansada después de haber nadado durante más de treinta minutos, aún tiene fuerzas para decir "la he visto subir a respirar, era monísima".
La visión de las olas rompiendo contra el coral impresiona. Estamos a más de treinta kilómetros de la costa y aquí es donde las corrientes marinas se ven bloqueadas por la mayor barrera coralina que habita en los océanos.
La jornada acaba con la emoción de haber nadado en una gigantesca pecera, peces de todas las formas y colores, formaciones coralinas imposibles y hasta una raya transitando por el fondo marino, ¿que más se puede pedir? somos animales marinos.


De vuelta al Serpent nos encontramos con un conocido. Marko está lavando su ropa en la lavandería, vaya sorpresa. Hace una semana que habíamos compartido tres días en el desierto y ahora nos vemos de nuevo en la costa de Queensland, gratísima sorpresa. Cenamos juntos y hablamos de nuestros viajes y de sus planes de viaje por el sudeste asiático. Estamos cansados, Marko recoge la ropa y se va a la estación de autobuses de Cairns, le quedan once horas de autobús hasta Fraser Island. Nos despedimos y a la habitación. Esta noche sólo estamos acompañados por el crick, crick de los insectos tropicales. Es lunes y los jovenzuelos juerguistas están pasando la mona del fin de semana, le damos las gracias a "San Tooheys" por haberlos dejado KO, hoy podremos dormir.

Amanece otro día en Australia. Hoy nos vamos a la selva, a Daintree National Park. Hemos cogido una excursión para ir hasta Cape Tribulation y de vuelta nos dejarán en Port Douglas. Pero no lo vamos a hacer todo el mismo día, nos quedaremos una noche en la selva, en el albergue Cocodrylus de Cape Tribulation. De camino a Cape Tribulation hacemos una parada en río Daintree para ver cocodrilos, ni uno. Suerte que en Kakadu vimos muchos, aquí se han escondido, deben ser tímidos.
A las doce del mediodía nos dejan en el albergue, "mañana a las dos del mediodía os paso a buscar, hasta mañana chicos".
¿Qué hacemos a estas horas?, el sol aprieta de lo lindo, pues nada a la piscina a tomar un baño y a prepararnos la comida en la cocina comunitaria. Llevamos dos semanas de cocina de supervivencia, pan de molde, algo de lechuga, un tomate que hemos comprado a precio de oro en el super, nos falta el oro líquido. Vemos una botella de aceite "made in Spain", nadie por aquí, nadie por allá, con disimulo nos ponemos "un rajolí" en la ensalada, ahora sí que sabe bien. Realmente, nos equivocamos, pensamos que estaba en la estantería de comida compartida, lo sentimos Posum. Por cierto, no robéis comida en los albergues, eso no se hace, lo nuestro fue de "extrema urgencia", je, je, je.


El albergue está inmerso en la selva, sólo se ven árboles y vegetación abundante. Un grupo de estudiantes de biología han tomado el comedor y las habitaciones, aquí los amantes de la naturaleza disfrutan como niños, esto es selva tropical en estado puro. Las habitaciones se encuentran en una especie de tiendas de campaña gigantes, así se reduce el impacto paisajístico. Se respira un ambiente tranquilo y plácido, pocas cosas a hacer, un baño, un paseo en bicicleta y poco más. Un sitio ideal para desconectar. Por cierto, está en venta, si tenéis un millón y pico de euros os podéis adueñar de esta preciosidad.

Durante el trayecto en autobús la conductora, otra chica muy "echá pa alante", nos explica la historia del Cassowary, un ave endémico de esta zona. Casuario en español, gracias Esteban por la aclaración. Os preguntaréis que es el Cassowary, el ave más peligrosa de la tierra, una especie de avestruz con casco y garras de triceraptor. Un animal sacado de "Jurasic Park" pero que por desgracia se encuentra en peligro de extinción. Curioso, está en extinción un animal que no tiene depredadores, ¡ah!, sí que tiene uno, los humanos que conducen a toda velocidad sus vehículos por las carreteras del parque nacional. Por otro lado, según nos comentan, si uno tiene un encuentro con este bicho, mide entre metro y medio y dos metros, no hay que alterarse, hay que obviarlo y jamás correr. Si se siente atacado puede saltar sobre uno como un velociraptor, mejor no probarlo.


"¿Susan, a cuanto está la playa? nada veinte minutos caminando, una caminata muy agradable". Nada, salimos del albergue y hacia la playa que nos vamos. Oímos unos ruidos en el interior de la selva, será un Cassowary, estamos "acojonados". Llevamos más de media hora y aún no se vislumbra la playa, otra vez nos han vuelto a liar. Para los australianos todo está aquí al lado, con un país de estas dimensiones se entiende. Por fin, después de cuarenta y cinco minutos caminando por una carretera escasamente transitada y con un par de sobresaltos por posibles ataques de Cassowarys llegamos a la playa.

Esta no fue la única experiencia de encuentros con Cassowarys. Alrededor del albergue realizamos una caminata por una vía señalada, hay postes de información sobre la vegetación y fauna de la selva, muy interesante. Cualquier ruidito por pequeño que fuera nos recordaba a las historias del "velociraptor de Queensland". "¿Has oído eso?, no, sí, sí, escucha atentamente", frente a nosotros un rudo de pisadas sobre las hojas secas del manto selvático, crack, crack, ¡ay madre que va a ser un Cassowary! Tenemos el bello erizado solo de pensar que nos podemos topar con esta ave tan "peligrosa". Pero, un cerdito y sus gorrinillos salen despavoridos al vernos, ellos eran los "monstruos" con los nos íbamos a topar. Deberíamos ser más valientes pero no lo somos, que le vamos a hacer. Como recuerdo del paseo Sonia se lleva unos cuantos pinchos en su pierna, aquí las hojas de algunas palmeras han desarrollado protuberancias puntiagudas como medio de defensa ante posibles ataques, en este caso un "animal" tan inofensivo como Sonia sufrió el "ataque" de la palmera selvática.
El ser humano no deja de ser un agente extraño en un ecosistema que subsiste en un equilibrio perfecto. Por ejemplo, el Cassowary es el único animal que puede esparcir las semillas de algunas plantas, sin su ayuda muchas especies desaparecerían. Dan frutos grandes como puños, este animal casi prehistórico es el único que puede alimentarse con este tipo de frutos. Equilibrio en toda regla, tu me alimentas y yo esparzo tus semillas. La extinción de las selvas tropicales también significará la extinción de la raza humana, reducid al máximo vuestro impacto sobre la selva, llevaos vuestra basura y no alteréis el ecosistema.

Volvamos a la playa. Estamos solos, Juan se dirige a una chica que está escribiendo en la arena, Sonia le recrimina "pareces un viejo verde", pero Juan responde "que dices, ya sabes que a mí me gusta conocer a gente siempre que estoy de viaje", cabe decir que la chica, italiana de nacionalidad, estaba de buen ver y que su novio se acercaba con cara de mosqueo, como diría el gran Montes, "está moscatel". Una mamá hippy juguetea con sus dos vástagos en el agua, un perro corre, ladra y juega con el agua, idílico.


La noche se pone, según dicen, la mejor puesta de sol de Australia. Cuando el sol ya se ha ocultado nos encontramos con el dilema, ahora hay que volver otra vez caminando, vaya mal plan. Por suerte, Juan, que siempre está atento a las personas que transitan por los albergues, le pregunta a una pareja si nos pueden llevar hasta nuestro alojamiento, claro que sí.
Son de Oregón, una pareja muy maja, hablamos de baloncesto, como no los deportes son universales, y de política, se muestran esperanzados con la victoria de Obama, a ver que pasa. La chica, que se dedica a la jardinería, nos comenta que hace tiempo estuvo en Barcelona y que le gustó mucho, no nos extraña. Compartimos otras palabras durante la cena y nos damos las buenas noches, "see you tomorrow". Nuestros nuevos amigos se van a la cama, para nosotros aún no ha acabado el día.

Esta noche nos adentramos en la selva para explorar los secretos que se esconden tras la vida nocturna. Nuestro guía es Posum, anda al que le hemos "robado" el aceite este mediodía. Un tipo muy, pero que muy particular, imita con gracia las llamadas de aves, ratones y otras criaturas de la selva, conoce muy bien la zona, con él nos sentimos seguros en la oscuridad de la noche. Juan no está en su ambiente y piensa "si a este hombre le pasa algo me parece que esta noche dormiremos entre serpientes, avecillas y arañas, mejor que no se nos lastime". Sonia en cambio disfruta como una niña pequeña, su pasión por la naturaleza se dispara en este entorno, se siente como pez en el agua.
Otra casualidad, somos tres en la excursión, nosotros dos y un chico alemán. Juan lo mira y le pregunta, "¿compartimos habitación en el albergue de Alice Springs?", con un ligero movimiento de cabeza nuestro compañero de excursión confirma la coincidencia. Un país tan inmenso y ya van dos encuentros, la magia de esta isla no deja de sorprendernos.
La excursión, de una hora y pico, resulta muy enriquecedora. Aprendemos el nombre de nuevas plantas, vemos algunas arañas y algunos pajarillos durmiendo en la rama de alguna planta, siempre duermen en ramas muy débiles para notar cualquier vibración provocada por sus depredadores,. Ya lo hemos dicho, la selva mantiene un equilibrio, algunos nacen para ser el alimento de otros. Con la ayuda de las linternas observamos las formas que se agazapan tras la vegetación, algunos animales son tímidos otros por contra no dudan en mostrarnos todos sus encantos, ¡una pasada! Vuelta al albergue, Juan "por fin", Sonia "¿ya se ha acabado? qué pena".


Hoy nos dejarán en Port Douglas, hasta el medidodía tenemos una horas libres. A ver que se puede hacer, una excursión en kayak a primera hora de la mañana, va a ser que no, no nos apetece madrugar, una excursión a caballo, ya tuvimos la fortuna de cabalgar en Brasil, alquilar unas bicis, va a ser que sí. Pillamos las bicis y nos vamos a una poza natural que nos han comentado en recepción. En poco más de media hora llegamos, vaya no estamos solos. Es una familia de hippies con sus dos hijos, la madre se baña desnuda, hace la intención de taparse pero al ver que nosotros también nos bañamos sin ningún tipo de taparrabos se da cuenta que estamos en el mismo barco, ¡viva la Waikiki! Nos pegamos un baño, Sonia ni se lo piensa, Juan se muestra un poco más reacio pero finalmente también se tira al agua, hace calor y no hay nada mejor que un buen baño de agua fría.
Al salir del agua miramos con detenimiento las aguas prístinas y vemos una pequeña tortuga como se sumerge y sale a flote para respirar, naturaleza en estado puro. De repente, oímos un ruido de hojarasca, el lagarto más grande que jamás hemos visto está paseando por la orilla del río, un par de movimientos rápidos y se pierde en el interior de la frondosa vegetación.
Ha estado bien la experiencia, regresamos al albergue con el tiempo justo de pegarnos una ducha y de comer algo. Puntual, a las dos, se presenta el autobús que nos dejará en Port Douglas.

Camino de Port Douglas paramos en Mossman Gorge, una serie de cascadas y de piscinas naturales. Estamos en territorio aborigen, se puede visitar un centro de información aunque nosotros no tuvimos la oportunidad. Recomendación al canto, si queréis visitar Daintree y alrededores será mejor que lo hagáis con un coche de alquiler, tendréis mayor libertad de movimientos.

En pocos minutos llegaremos a Port Douglas. Juan siempre quiso venir hasta esta parte de Australia desde que Xavi le explicó las excelencias de este pueblo. Nos dejan en el albergue Port O'call, 75AUD por noche. Aquí pasaremos las dos últimas noches en Australia, seguro que será una buena despedida. Nos pegamos una ducha para quitarnos el calor del cuerpo, zona tropical igual a calor pegajoso. Esta atardeciendo y una ligera brisa marina toma las calles de este pueblo, por lo que vemos es muy tranquilo. El pueblo tiene mucho encanto, leemos en la guía que a los australianos adinerados les gusta disfrutar de esta zona, no nos extraña, una maravillosa conjunción de mar y selva. Ya es de noche y nos perdemos en la Marina, algunos veleros, barcos de pesca y muchas embarcaciones especializadas en la Gran Barrera, repetimos, mucho encanto.


Seguimos caminando y nos topamos con la iglesia de Santa María del Mar, blanca y de madera. Sonia y Juan esbozan una sonrisa y al unísono susurran "qué bonito habría sido casarse aquí, y tanto que sí".


Creo que nos hemos enamorado, este es el pueblo que más nos ha gustado de todo Australia. El ambiente se ajusta perfectamente a nuestras preferencias, poca gente, ambiente tranquilo, sin ruidos y con el mar.
Penúltima noche, que lástima esto se acaba, "¿que hacemos mañana?", le pregunta Sonia a Juan, "creo que hay un zoo, podemos ir a verlo, vale. Buenas noches Sonia by the sea".

Último día, nos vamos al zoo de Port Douglas. Una manera rápida de ver la fauna tan variada que tiene este país. Preferimos mil veces más ver los animales en libertad pero también entendemos que estos centros hacen una importante labor de difusión y de preservación de muchas especies. Lo última parte de la visita fue la más impactante. Decenas de canguros restan apaciblemente ante la atenta mirada de los visitantes, parece que no hacen mucho caso, los más pequeños son mucho más curiosos y no dudan en acercarse. Sonia saca su bolsita y ya los tiene comiendo de su mano.



Por cierto, no hemos hablado de "Four Mile Beach". El nombre lo dice todo, cuatro millas de playa virgen, desértica en muchos tramos y semi poblada en otros. A ver si aprendemos aquí y respetamos un poco más el litoral.


Que mejor despedida de nuestro viaje, disfrutamos muy de cerca de los mayores marsupiales del planeta y decimos adiós en una playa desértica, que más podemos pedir. Sólo dar gracias por haber tenido la posibilidad de pasear por las antípodas, cuán afortunados somos.

¿Cuál será el próximo destino?, tal vez India, ojalá, se admiten apuestas.

Vaya viaje a Australia, ha sido sensacional. Esperemos regresar algún día a esas tierras tan lejanas, lejanas como el Sol.



Esta es una de las canciones favoritas de Juan, por eso colocamos el vídeo. Esperamos que lo disfrutéis.

Cool Bananas.

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