17/10/09

Kakadu, la memoria de los aborígenes



A las 10 de la noche sale nuestro avión destino Darwin, esa es la respuesta de Juan a la pregunta que formula Sonia. Estamos en Singapur parada previa a nuestro desembarco en Australia. Con tres horas de antelación nos presentamos en el aeropuerto Changi de la ciudad-estado, comemos algo y sin darnos cuenta ya nos encontramos delante de la puerta de embarque. Es verdad, el momento tan esperado ya llegó, el avión de Jetstar enfila la pista y sin darnos cuenta ya hemos dejado atrás el Sudeste Asiático y ya estamos sobrevolando Oceanía. Tras cuatro horas y media de vuelo la señal de cinturones abrochados se enciende, estamos preparados para aterrizar en la tierra de los aborígenes, la tierra que el capitán James Cook reclamó para la corona británica en el siglo XVIII.

Son las cinco de la madrugada y en Darwin ya amanece. Después de desembarcar hay que pasar el control de aduanas y el control de alimentos y semillas. Sí, en Australia y a la llegada desde el extranjero controlan que no lleves ningún alimento ni semilla que pueda alterar el hábitat austral. Nosotros ya estábamos avisados, nuestro amigo Raul, él sí que debería escribir un libro sobre su vida pero eso es otra historia, ya nos lo había explicado. El control lo realiza un simpático perro, Sonia se quedó prendada y no paraba de repetir "qué mono", que escudriña las bolsas en busca de cualquier agente extraño.

Por fin, ya estamos en suelo australiano, cuan afortunados somos de haber llegado hasta aquí. Oceanía ha cubierto nuestra vuelta al mundo, ya hemos visitado los cinco continentes. Quien se lo iba a decir a Juan cuando aún siendo adolescente soñaba con viajar mientras escuchaba en la radio la historia de unos españoles que se habían trasladado a Costa Rica, o a Sonia cuando realizó un viaje a Holanda que ya fue para ella toda una quimera. A veces los sueños se tornan en realidad.

Del aeropuerto nos dirigimos a la ciudad de Darwin. Subimos al shuttle bus (12AUD) y en treinta minutos nos plantamos ante nuestro alojamiento "Gecko Lodge". La primera impresión es desalentadora, la mugre y el nauseabundo olor a una noche de juerga desenfrenada nos dan la bienvenida. Pero hoy debe ser nuestro día de suerte, la chica de la recepción nos comenta que nuestra reserva no estaba confirmada y que desgraciadamente no podíamos quedarnos en su maravilloso lodge. Ella misma llamó a "Elkes Backpackers" y allí que nos dirigimos, dejamos atrás el Cutre Lodge como Sonia lo rebautizó. La habitación doble en Elkes nos costó 65AUD.


Por fin podemos dejar las mochilas y tumbarnos un rato para ajustar nuestro cuerpo al jetlag. El sol se hace más presente en Darwin y a medida que el día avanza nos damos cuenta de un detalle que nos acompañará durante los cuatro días que pasamos en el norte de Australia, ¡¡¡ qué calor hace !!!. Treinta y cinco grados de media con un noventa por ciento de humedad, Juan parecía una regadera andante. Para sofocar este calor hay que meterse en alguna piscina o encerrarse en algún local con aire acondicionado.

Darwin en sí no tiene nada especial, los Jueves y Domingos el Mindil Market y poco más. A nosotros nos sirvió de descanso tras el vuelo transoceánico y como puerta de entrada al parque nacional de Kakadu.

Después de una noche de sueño reparador nos dirigimos al punto de recogida de la furgoneta de Backpacker Campervan. Para visitar Kakadu NP nos aventuramos a conducir una furgoneta selfservice; es decir, cocina y cama todo en uno. 300AUD por tres días de alquiler con seguro a todo riesgo y equipo de camping, no era un mal precio. Una recomendación, si cogéis algún vehículo en el Norte de Australia no se os ocurra cogerlo sin aire acondicionado. El calor es muy sofocante y extenuante; para que os hagáis una idea, el primer día hicimos una siesta en la habitación y no pusimos el aire acondicionado. Nos sentimos como drogados, sin fuerzas, el calor se apoderó de nuestros cuerpos y nos dejó en un estado de letargo del que no podíamos salir. Finalmente nos liberamos de él con un baño en la piscina del albergue.


Después de recoger la furgoneta, la oficina de Backpacker Campervan se encuentra a las afueras de Darwin y tuvimos que coger un taxi por unos 30AUD, nos dirigimos hacia el Parque Nacional de Kakadu, el motivo principal por el que habíamos venido hasta las lejanas tierras del Territorio del Norte. La carretera hasta el parque se encuentra en muy buen estado, condujimos 250 kilómetros primero por la Stuart Highway y posteriormente por la Kakadu Highway, unas tres horas de conducción. Por la carretera nos cruzamos con algunos coches, los termiteros más grandes que hemos visto jamás y con los temidos trenes de carretera, bestias motorizadas de hasta cinco remolques que a toda velocidad cruzan las carreteras australianas.


Nuestra primera parada fue en el centro de visitantes de Bowali. El centro es parada obligada para gestionar la visita al parque. Cogimos información del parque: fauna, flora, caminatas, arte aborigen ... Además, asistimos a un audiovisual muy interesante sobre las estaciones del territorio del norte y como éstas afectan al paisaje. Como dato anecdótico, nos sentimos como en la película de "Lost in translation", tantos años estudiando inglés para no acabar entendiendo nada. Salimos con el convencimiento de que tenemos que mejorar nuestro inglés de "Cambrils" para que acabe siendo de "Cambridge".

De Bowali nos dirigimos rumbo sur a Cooinda, allí hicimos noche en el camping (45 AUD) y contratamos el crucero por el Yellow River para las 6 de la mañana del día siguiente (90 AUD). Esa noche cayó el diluvio universal, presagio de la temporada de lluvias que se preparaba. El clima de la zona se divide en dos estaciones la seca y la de lluvias. Es importante saber en que época se va a visitar el parque, la mejor época es la seca que comprende de Mayo a Octubre.
A las cinco de la mañana ya estábamos en pie y al crucero que nos fuimos, el despertar del río y de la vida a primera hora de la mañana es espectacular. Aves, cocodrilos, todos por igual dan la bienvenida al nuevo día, los descendientes de los saurios sigilosamente a la espera de su presa matutina y las aves con algarabía. Todos saludan al sol que vuelve a irradiar energía para una tierra virgen y exuberante de vida.


Al finalizar la excursión y antes de que el calor se haga más insoportable nos dirigimos en nuestra furgoneta a Nourlagie. En este centro realizamos una caminata de una hora aproximadamente donde pudimos ver restos de pinturas rupestres aborígenes. Los paneles explicativos complementan la visita y dan a conocer la rica cultura de los primeros habitantes de estas tierras, como vivían y principalmente como utilizaban las pinturas para enseñar a los más pequeños las tradiciones y las formas de vida de unas comunidades que vivían en completa armonía con la naturaleza.
En esta zona sufrimos en nuestras carnes las tan pesadas moscas. Se encariñan de nuestras mucosas y no nos dejan en paz, Sonia se puso su redecilla comprada en Coronel Tapiocca. Ya nos advirtieron que en el Territorio del Norte las moscas pueden llegar a ser insoportables. Un consejo, os podéis comprar las redes para la cabeza en cualquier supermercado de Australia, seguro que son más baratas que en España donde sólo se pueden comprar en tiendas especializadas.


Desde este paraje tan impresionante de Nourlagie nos dirigimos hacia Jabiru. Nos quedamos en un camping a la entrada del pueblo, 25AUD. Con el sol que caía al mediodía nos fuimos directos a la piscina, que bien sienta el agua fresca cuando el sol broncea la piel de manera implacable.

A última hora de la tarde, las 18h, nos fuimos a Ubirr a 40 kilómetros de Jabiru. Esta zona también tiene restos de arte rupestre aborigen y además muestra unas vistas espectaculares de la planicie que en época de lluvias se encuentra completamente inundada. Asistimos a la explicación de una guarda del parque, hablaba con pasión del espíritu del parque. La hora de la visita a Ubirr no fue casual, las vistas que ofrece la puesta de sol son mágicas. Además, nos regaló la visión de nuestros primeros canguros. El atardecer en Ubirr fue uno de los mejores momentos de nuestro paseo por Australia.


Algunos os preguntaréis porque no visitamos las Jim Jim falls, sencillo, si no dispones de un 4x4 no se puede acceder a esta parte del parque. Así es que si tenéis intención de visitarlas ya sabéis el tipo de coche que debéis alquilar. La otra opción es con una excursión, algo caras desde nuestro punto de vista, sobre unos 190AUD.

Ya de vuelta al camping a cenar y a dormir en nuestra furgoneta. Al día siguiente teníamos que devolver el vehículo y tomar un avión rumbo a nuestro siguiente destino, Alice Springs en el Outback.

1 comentario:

Carlos y Cuca dijo...

Hola!!!

Pero menudas fotos!!, viva la naturaleza siiiii!!!, no como aquí que si ven un tiburón...a pescarlo Dios que es muyyyy peligroso!!!!!!!!, si ven un tigre/perro a matarlo Dios que es muyyy peligroso...y así sucesivamente...España=a hombre, el respeto por el entorno a CAGAR!!!

Bueno, bueno...motivos indios en el tren...todo llega...

Nos llamamos vale???
Un abrazo pareja!!