9/1/11

Camerún, el sueño de la Batanga


De nuevo a África, este año ya la hemos visitado en un par de ocasiones, en Mayo al Sur y ahora al Centro del continente negro, destino Camerún. Qué mejor manera de celebrar la Navidad y la entrada al 2011.

En esta ocasión el viaje ha sido muy especial, lo hemos hecho con un grupo de la URV Solidaria. Gente que, cómo nosotros, está ligada a la cooperación en Tarragona a través de la Universidad.
Un grupo de trece personas, cada una con sus cosas, sus particularidades, pero todos unidos por un deseo común, creer en la utopía para seguir caminando.
El viaje ha sido organizado por la ONG Agermanament, asociación que lleva más de 50 años actuando en Camerún.

Sonia partió con el grupo hacia el Sur el 26 de Diciembre, Juan bajó el 30 de Diciembre.
Nos reunimos en Yaoundé el 31 de Diciembre, buen día, un día ideal y un lugar especial dónde celebrar el cambio de decenio. A media tarde nos reencontramos todos en el hotel de la capital camerunesa, se nota que Juan acaba de llegar, todo limpito, el resto del grupo está echo unos zorros, el polvo y el cansancio se nota en sus ropas y rostros.

Fin de año africano. Reunidos alrededor de una mesa, cenamos y tomamos unas cervezas, buena conversación y buenos amigos, quién mejor para pasar el año nuevo.
Ya se acerca el cambio de día y de año. Nos vamos a un salón de fiestas a seguir con la celebración. Música en directo, aunque no se baila nosotros estamos muy animados en nuestra mesa. Las bandas se van intercambiando, suenan bien.
En una de las interpretaciones, la cantante baja del escenario y se dirige, o casualidad, a nuestra mesa, se tumba en el refajo de Juan, lo coge por la mano y para el escenario a bailar. Contoneo por aquí, roce por allá y a dejar el pabellón bien alto, anda que no nos reímos, no sólo nosotros sino todo los asistentes a la sala de fiestas, realmente Juan quemó "Youndé la nuit".

Al día siguiente, algunos se levantaron un pelín resacosos, Juan pagó un pelín los excesos de la noche de Yaoundé.
La ciudad no tiene nada especial, típica capital africana, caos, polvo, gente y edificios coloniales con aparentes muestras de deterioro. Por decisión unánime, nos vamos a pasar el día a un río. Alquilamos unos cayucos y surcamos las veras cómo si fuésemos "la reina de África", relajánte.
De vuelta al muelle, por decir algo, nos encontramos con una sesión de bailes "tu me das cremita, yo te doy cremita". La sexualidad se muestra sin pudor, digno de un estudio antropológico, toma meneo por aquí, toma roce por allá ...


El viaje siguió el plan previsto. Ahora toca visitar algunos proyectos que Agermanament tiene en el país. El que más nos impactó fue el de Eseka, una escuela para niños sordomudos. La impulsora y alma matter del proyecto, Natalia, nos explicó cómo lleva adelante el proyecto. A pesar de la falta de medios y de la dureza del terreno su energía y pasión son un halo de esperanza, aún es posible cambiar las cosas, sólo hay que intentarlo.

África sudsahariana es dura, no es un territorio fácil ni de recorrer ni para vivir en él. Una de las noches, nuestra cama tenía algunos habitantes que tomaron los brazos de Juan como banquete nocturno.

Juan se vino abajo tras este percance, un par de días mal y otra vez arriba. No bajéis la guardía, tomad todas las medidas necesarias para evitar este tipo de incidentes.



El final del viaje ha sido en el reino de Batanga. Cerca de Kribi se encuentra un lugar precioso, tranquilo y especial.

En este lugar Agermanament lleva a cabo el proyecto de la Casa de la Cultura. Inongo, su impulsor, quiere crear un punto de encuentro donde los niños y adultos del pueblo puedan reunirse para aprender y dónde tengan acceso a la cultura. Seguro que en un futuro nosotros mismos aportaremos nuestro granito de arena a este proyecto, la cara de ilusión de Inongo bien lo merece.

Playas kilométricas y unas cascadas que desembocan en el mar han sido un marco ideal para disfrutar del final del viaje. Además, por las mañanas nos despertábamos con unas canciones muy especiales.


Desde este blog queremos agradecer a Joan y a Suni que hayan hecho posible este viaje, a Inongo por habernos recibido en su casa como uno más de su familia y a Armand por ofrecernos su casa en Douala. A todos los viajeros del grupo, sólo deciros que habéis creado un viaje muy especial y muy divertido.

Somos pocos, conocidos y dispersos pero realmente hacemos mucho ruído.

1 comentario:

Carlos y Cuca dijo...

Hola familia!!

Queremos ver más ehhh!

Que pasada de viaje, os lo habéis
pasado en grande!

Feliz año pareja ya nos contaréis
más cosillas ehh!

2011!! seguro es vuestro año!!

Un abrazo

Carlos y Cuca