Sobre Escocia poco podemos aportar a la infinidad de guías y de información que hay en Internet. Un buen punto de inicio es la Oficina de Turismo de Escocia, buena información y propuestas de recorridos para todos los gustos. Además, se pueden reservar los alojamientos; aunque, os podemos decir que por B&B no será, en cada pueblo, en cada prado siempre hay alguna casa de huéspedes esperándoos. Así es que seguro que cuando lleguéis a vuestro próximo destino algún sitio con escanto encontraréis.
Centrándonos en nuestro viaje, como otras veces, alquilamos un coche con autoeurope desde el aeropuerto de Prestwick. El coche lo cogimos el segundo día, la primera noche llegamos de madrugada al aeropuerto de la pequeña localidad de Prestwick, como decimos nosotros el aeropuerto de "Reus de Glasgow". Es curioso ver el impacto que tiene Ryanair en las pequeñas poblaciones con aeropuertos locales cercanos, su vida gira alrededor de la compañía lowcost.
Para nuestra primera noche escogimos el Abbey Cottage. Una casita con mucho encanto en el centro del pueblo, los dueños son muy amables y nos ayudaron a diseñar nuestra ruta por tierras escocesas.
Primer día, recogemos el coche y después de adaptarnos a nuestro Corsa con volante a la derecha y de conducir por la izquierda, cogemos la carretera destino a Oban. Por el camino paramos en el lago Lomond a comer algo. Impresionante el contraste del verde de los árboles con el azul del cielo, salvando las distancias, nos recordó al lago argentino de la Patagonia.
Justo lo que buscamos, naturaleza y tranquilidad. Cuanto más al norte vamos, menos gente vemos. Seguimos ruta, para llegar a Oban pasamos por la carretera de la costa. Paramos en Kilmartin para sentir lo que miles de años fue un centro ceremonial (standing stones), Sonia captó toda la energía del lugar.
Si esto ya impresiona, lo que debe ser Stonehenge. Después de una larga jornada de conducción por las carreteras escocesas llegamos a Oban. De todos los pueblos que hemos visto, éste es el que más no ha cautivado. Su fachada marítima tiene mucho encanto, no sabemos muy bien por qué, pero nos gustó.
Decidimos quedarnos un par de días en el pueblo. Aprovechamos para subir al ferry y cruzar a la isla de Mull. En Oban hay muchísimos B&B, sólo hay que dar una vuelta y decidirse, nosotros nos quedamos en Dana Villa, fue una buena elección.
A primera hora de la mañana nos dirigimos al muelle para tomar el ferry de Calmac McBrayne. Visitar la isla de Mull por nuestra cuenta y sin coche no era tarea fácil, así que nos unimos a una excursión organizada que nos llevó hasta la abadía de Iona. ¿Qué es Iona? una pequeña isla al suroeste de Mull con una abadía preciosa y que fue la cuna del catolicismo escocés. ¿Vale la pena visitarla? Sí. Nos quedamos con ganas de pasar otro día en Mull. Tobermory, la capital, seguro que bien vale una visita.
Después de tomar un buen desayuno escocés, una bomba calórica, cogemos otra vez el coche, esta vez destino a la isla de Skye. Pasamos por Fort William y justo antes de llegar a Skye paramos a visitar el castillo de Eilean Donan, la foto que ilustra esta entrada. Como la mayoría de castillos en Escocia, es mucho más bonito por fuera que por dentro. Se puede realizar unas buenas fotos. Otra vez el agua, la naturaleza y el castillo componen un cuadro único.
Entramos en Skye a través del puente que une la isla con la tierra escocesa, nos dirigimos al norte a visitar el castillo de Dunvegan.
Esa noche la pasamos en el albergue de Uig. Una vista espectácular sobre la bahía con el ferry que nos llevará a las Outer Hebrides. Próximo destino Tarbert en la isla de Harris y Lewis, la más grande de las Hébridas exteriores. Para llegar hasta la parte más exterior de Escocia reservamos el ferry con Calmac MacBrayne.
A las 5 de la mañana ya estamos en el coche, en breve subiremos al ferry. Con los ojos entrecerrados y la cabeza amodorrada tras una noche corta de sueño, aún así, la aventura hacia las Hébridas vale la pena. Tras dos horas y media de trayecto llegamos a Tarbert. Es muy temprano y aún no se ha levantado la isla. Cogemos un mapa en la cafetería de un hotel, antes nos tomamos un buen desayuno, y otra vez a la carretera. Esta vez, destino Stornoway.
Llegamos a la capital de la isla de Lewis y en la oficina de turismo preguntamos por un B&B, nos recomiendan Fernlea Guest House. Confirmamos la reserva y a hacer ruta. Nos fuimos hasta Port of Ness a ver el faro y los acantalidados, vaya sensación de libertad y paz.
Como nos gusta tomarnos las cosas con calma, o almenos eso intentamos. Nos paramos a tomar un café en una Tea room en Port Ness, Eoropie Tearoom. Es curioso esto de las Tea Room, una pequeña casa familiar donde te preparan un té con pastel casero. El día está siendo tranquilo, tranquilo. Un poco más de carretera, un par de paradas más y última hora de la tarde llegamos a uno de los puntos cumbre del viaje, los menhires (standing stones) de Callanish. Lugar ceremonial con más de 5000 años de antiguedad, ¿qué ritos seguían, qué dioses adoraban? muchas preguntas por responder para un lugar tan espiritual.
La tarde se nos echa encima, con el ánimo arriba tras contemplar las maravillosas piedras de Callanish nos dirigimos de vuelta a Stornoway. Las carreteras en esta isla están muy bien, poco transitadas y paradisíacas, ideales para sentir el "¿te gusta conducir?".
Una vez en Stornoway, compartimos tertúlia y copas de vino portugués con Derek y Margaret, nuestros anfitriones en el Fernlea Guest House. Una pareja muy amable y con una casa de huéspedes muy recomendable.
Tras una noche de sueño reparador, sin prisas, otra vez a la carretera, hemos hecho muchos kilómetros, tal vez demasiados. Esta vez nos dirigimos a las playas de Uig de la isla de Lewis. Tras un buen rato de conducción llegamos a unas playas de arena blanca y de mar azul turquesa como el Caribe, con la "única" diferencia de que aquí hay que bañarse con neopreno y no en bañador.
Estamos cansados tras no parar durante tantos días, así que hoy con esta visita ya tenemos suficiente. Volvemos a Stornoway para tomarnos un merecido descanso.
A primera hora ya estamos delante de la terminal de Calmac, próximo destino Ullapool en la tierras escocesas. Tras unas tres horas de trayecto, desembarcamos con el coche y tomamos la carretera destino Inverness, la puerta de entrada al famoso lago Ness. Hacemos una visita rápida a Inverness, el clima escocés ha hecho aparición y empezamos a calarnos por la lluvia. En la oficina de turismo preguntamos por las visitas al lago en barco, nos dan la información y hacia Drumnadrochit que nos vamos. Tomamos el barco de una hora de recorrido por el lago, igual que el lago Lommond, el lago Ness es impresionante.
Paramos en el centro de visitantes del monstruo del lago Ness. En nuestra opinión, completamente prescindible, ¿qué es, qué estudios se han hecho ...? como decimos no hace falta perder el tiempo ni el dinero en la visita para oir historias de un monstruo imaginario, mucho marketing alrededor de Nessie.
Seguimos ruta y hacemos noche en Fort William. Hoy ha estado todo el día lloviendo y necesitamos un sitio tranquilo y cálido. Damos con el B&B Daraich Guest House. Como siempre, una familia acogedora y amable, una habitación con vistas a la bahía, qué más se puede pedir.
Último día antes de llegar a Edinburgh. Condujimos por el valle de Glencoe, un lugar imprescindible para los amantes de la escalada y el trekking. Vaya paraje. El clima escocés es muy variable, dejamos Glencoe con una nubes negras descargando con ganas y entramos en la zona de Stirling que nos recibe un sol bien agradable. Ya nos lo advirtieron, el clima cambia de manera inesperada.
En Stirling hacemos la visita al castillo, gran majestuosidad, grandes salones y salas de exposiciones con recuerdos de la época de esplendor de la corona escocesa. Otro detalle que nos sorprendió, en todos los castillos suelen tener una sala de exposiciones dedicada al ejército de su majestad. Es una visita obligada para los que quieran conocer todas las guerras en las que ha participado el ejército británico, y son muchas.
Jornada acabada y ya nos vamos a Edinburgh. Tras una hora de recorrido por la autopista, gratuita, llegamos a la capital cultural de Escocia. Damos con nuestro B&B y a descansar. Esta vez el alojamiento lo habíamos reservado por Internet, pero al llegar nos lo habían cambiado, acabamos en el MW Townhouse Guesthouse, tranquilo y bien ubicado.
Último día en Escocia. Visitamos el castillo de Edinburgh y caminamos por las calles de la ciudad. Agradable paseo tras un diluvio vespertino, ahora entendemos por qué está todo tan verde. Nuestra aventura está llegando a su fin.
El vuelo de vuelta vuelve a salir desde Prestwick, de camino paramos en Glasgow para ver la ciudad. A diferencia de Edinburgh, la capital financiera del país es una ciudad moderna y activa pero sin mucho encanto, nosotros no creemos que valga la pena pasar por ella.
A la hora programada nuestro avión vuela de retorno a la Península. Ya estamos de nuevo inmersos en nuestra vida tarraconense. Ahora a pensar en el próximo destino ...
1 comentario:
Muchas felicidades por vuestro blog... con vuestro permiso me hago seguidor ;-)
Gali
http://malviatge.blogspot.com
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