12/5/13

Tú a Boston y yo… ¡a Nueva York!


Esta es nuestra primera escapada importante de este año… por fin poníamos un pie en los States. Tras trece años de mochilas, maletas, aviones y mucho pateo, hemos decidido conocer una pequeña parte del país que tantas veces hemos visto en miles de series y películas, aquel que hasta este año se nos resistía.

La experiencia ha sido positiva, muy positiva. Hay ciertas cosas de su carácter que nunca comprenderemos, como su amor por la comida abundante e hipercalórica y la popularidad de las armas como medio de sentirse seguros. Esto no es una regla general, claro está, pero sí algo que un europeo ve extraño y no suele compartir.
Sin embargo, también diremos que su extroversión, amabilidad y hospitalidad son algo de lo que, tal vez, deberíamos aprender un poco.

Iniciamos nuestro pequeño viaje por Boston. Vuelo comprado en eDreams con destino a Boston y vuelta por Nueva York, con parada previa en Amsterdam. Otro viaje con Delta Airlines, como la última vez que fuimos a Costa Rica.


Boston nos parece una ciudad tranquila, con cierto aire europeo que recuerda en algunas casas de estilo victoriano a Londres. También como ésta, es recorrida por un caudaloso río (Charles), y paralelo a éste discurren zonas verdes y paseos por dónde la gente corre y corre. Aquí no se cumple el estereotipo de comilones que antes hemos comentado, al revés, se ve a muchos bostonianos embutidos en sus mallas corriendo de aquí para allá, pues dentro de nada es la Maratón de Boston, la más importante del mundo. Desde aquí queremos dejar nuestro mensaje de apoyo a toda la gente que se vio afectada por los terribles atentados de la maratón del 2013, pensar que podíamos haber sido uno de nosotros nos hace estar más cerca de la gente de Boston. Tal vez algún día Juan vuelva a Boston a correr su famosa Maratón, ya veremos como responden las piernas ante un entreno tan exigente como el maratoniano.

Nos alojamos en el Bed&Breakfast Nolan House, una preciosa casa centenaria perfectamente reformada y decorada, en la que disfrutamos de pantagruélicos desayunos aderezados con interesantes charlas con John, el dueño, un encantador señor de unos sesenta años de origen irlandés, delgado, pelo y bigote blancos, cuya presencia y su perfecto acento hace suponer que se trata de una persona muy culta. La casa se encuentra en la zona de South Boston.


Es fácil moverse por Boston, tanto con autobús como con el metro. Hay que comprar una tarjeta, la Charlie Card, que te permite viajar en ambos medios de transporte y recargarla las veces que haga falta, al estilo de la Oyster Card de Londres.

Es fácil callejear por Boston, pues es una ciudad tranquila con un tráfico escaso en comparación con otras grandes ciudades. Hay algunos edificios altos, pero parece ser que ya no está permitido construir más, para que no pierda el encanto de ciudad poco agresiva y de cierto toque europeo. Damos un paseo desde Copley Square hasta el río Charlie.


Realizamos una visita obligada a las zonas universitarias más famosas del mundo: Harvard y el MIT. Aquí están las mejores universidades y de aquí salen los mejores profesionales.
Harvard es tal cual lo que vemos en las películas: un campus enorme con un gran parque central de césped y árboles rodeado de edificios antiguos dónde se imparten las clases y se alojan los estudiantes. También hay una enorme biblioteca y una iglesia. Se respira paz y silencio, a pesar de que al salir de allí la ciudad (Cambridge) bulle.


El MIT es otro estilo. Mucho más moderno que Harvard, engloba varios edificios no menos espectaculares en dónde se imparten clases de todo tipo de carreras técnicas. Nos sorprende la cantidad de estudiantes de origen indio y chino que han llegado al MIT, desde luego Asia se va a comer el mundo. También hay una asociación de estudiantes españoles. Juan soñaba con haber estudiado en esta universidad. El padre de Sonia estuvo muy cerca de estudiar aquí allá por los años sesenta. Tal vez, en un futuro algún miembro de nuestra familia pueda pasar por aquí, ya veremos.


Después de pasar el día paseando en Boston decidimos pasar parte de la jornada en Salem. Esta ciudad es famosa por la caza de brujas que se realizó en el siglo XVII. Cogemos el tren regional desde la estación del norte hasta Salem. Por cierto, en la estación del norte se encuentra el mítico Boston Garden, ahora comercialmente conocido como TD Garden. Recuerdos de los Celtics-Lakers de los 80.


En poco más de treinta minutos paramos en Salem. Un apeadero sin ningún tipo de lujo, muy austero. Qué diferencia con nuestras fastuosas estaciones como la del Camp de Tarragona, así nos va.

Damos un paseo por la ciudad, muy bien ambientada con la caza de brujas. Un gato negro por aquí, una tela de araña por allí, parece un parque temático de halloween, estos americanos saben vender bien el producto.
Cogemos un autobús con guía para enterarnos mejor de la historia de la ciudad. Una hora y media entretenida entre clase de inglés e historia.



Compramos unos recuerdos, reponemos fuerzas en un restaurante tailandés y de vuelta a la capital de Massachusetts.

De vuelta en Boston nos fuimos un par de días a Scituate con Rita y Rick, pero esa visita será motivo de otra entrada en este blog.

Ya estamos de vuelta en Boston después de pasar dos días magníficos en la costa de Massachussets. Ahora hay que decidir como ir a la gran manzana: tren, bus o avión. Miramos las webs de viajes y vemos que la opción más barata es el bus. A la llegada a la estación del Norte de Boston nos dirigimos a la estación de autobuses. Hay múltiples compañías que operan entre Boston y New York: Peter Pan, Lucky Star Bus, Yo!Bus. Al final nos decidimos por Lucky Star, una compañía completamente china y , cómo no, que nos dejó en China Town. El billete nos costó 20$ por persona.


Ahora sí, ya estamos en la capital del mundo. Primera impresión, que grande es esto, te sientes pequeño. Aterrizar en China Town no hace pensar en estar en NYC, más bien piensas que estás en Shanghai.


Bueno al lío; cogemos el metro en la primera estación que encontramos y para el B&B que hemos escogido en Harlem. Compramos un pase de 10$ y a la línea C de metro. Un poco liado diferenciar entre metro local y exprés, pero al final damos con el vagón adecuado y en unos 30 minutos nos plantamos en la parada de la calle 135 upper west side. Salimos a la calle y ante  nuestra sorpresa nos encontramos en un barrio tranquilo, sin bullicio, vaya diferencia con China Town. Nos dirigimos al B&B Harlem Renaissance en la 139 West. Gran elección, a pesar de estar un poco upper la tranquilidad del barrio y la atención de Rick valen mucho la pena.

Descansamos un rato, llamadas de rigor a la familia para comunicarles nuestra nueva ubicación y a comernos la gran manzana. De nuevo al metro y ahora parada en la calle 50.
Sólo salir de la parada de metro y encontrarnos con los rascacielos fue un gran impacto. NYC here we are!



Deambulamos un rato entre absortos y perdidos hasta dar con un autobús "Hop on, hop off" de City Sights NY. El chico del autobús nos explica las diferentes opciones que tenemos, un chico de Ghana por cierto. Al final nos convence y compramos el pack para tres días, vamos a ir de arriba para abajo con el autobús al aire libre. Esta noche para aprovechar vamos a hacer el tour nocturno de Lower Manhanttan y Brooklyn. Al autobús se ha dicho. Sólo subir ya notamos el frío que hace en esta ciudad, estamos en primavera y hace un frío del carajo. Aviso a navegantes, si venís a Nueva York en primavera traed buena ropa de abrigo que la vais a necesitar.

Las vistas del puente Brooklyn por la noche son de película, de esas películas que hemos visto cientos de veces y que nos han hecho crecer con Nueva York en la retina. Esta ciudad es una película que ya hemos visto y que no te cansas de volver a ver.


Primer día en NYC y de vuelta a nuestro remanso de paz en Harlem.

Amanece otro día en los USA y hoy nos vamos a ver un musical a las dos del mediodía. Todo un clásico, el Fantasma de la Ópera. Compramos entradas de última hora a un precio más económico, estamos justo delante del escenario, inmejorable ubicación. Una producción exquisita, el público entregado no deja de aplaudir, realmente hacen un trabajo excelente.

Para pasar la tarde nos perdemos por Times Square y Broadway, otra vez esa sensación de sentirse empequeñecido ante tanto rascacielo y tantas luces de neón.



Esta ciudad no descansa y ofrece mucho para hacer. Hoy nos toca visitar la estatua de la libertad y hacer un crucero por lower Manhattan. La primera vista de la estatua la hacemos desde el ferry de Staten Island, un pelín alejados pero bien. El crucero nos acerca más a la estatua y nos permite disfrutar de unas vistas excelentes de Manhantann.



Por la tarde nos vamos a hacer las alturas, subimos al Rockefeller Center. Cómo no, vistas impresionantes de la ciudad.


A medida que hemos paseado por sus calles hemos visto edificios espectaculares y también hemos notado la falta de espacio, aquí el metro cuadrado cotiza al alza.


Por la noche nos acercamos a Williamsburg para compartir una hamburguesa con Xevi, vaya crack.

Último día en la capital del mundo, cómo despedida nos damos un paseo por Central Park.


Hemos estado en esta ciudad tres días y parece que no hemos hecho nada, aún nos queda mucho por visitar y hacer. Tal vez en otra ocasión. We love NYC, and you?

Siguiente destino India, ahora sí!

1 comentario:

cara menggugurkan hamil dijo...

now present in your city